lunes, 22 de agosto de 2011

LA MATANZA En caudal de votos, Oscar Pettinato lideraba una de las mayores fuerzas peronistas de La Matanza


La sorpresa del domingo
Sin aparato, ni estructura económica, se posicionó sobre todos los clásicos dirigentes del peronismo matancero. En cantidad de votos hacia octubre sólo era superado por el intendente de La Matanza.
Por Claudio Kappeler.-
facebook.com/claudiogabrielk
En 1974 Juan Domingo Perón encabezaba el Congreso Nacional Justicialista en el Teatro Cervantes. En eso contó que, en 1945, un amigo conservador -como él mismo denominó- le dijo que para ganar una elección necesitaría tener dinero y organización, a lo que el líder justicialista respondió: “Yo difiero con usted, creo que para ganar una elección lo que se necesita es tener votos”.
En las elecciones primarias del domingo último, el precandidato a intendente Oscar Pettinato no ganó la elección -claro que se quedó con la interna de su espacio-, pero sin estructura partidaria y con una forzada campaña austera se posicionó por sobre reconocidos dirigentes del peronismo matancero.
Fue la sorpresa de la jornada, no caben dudas. Y lograba que el candidato a Presidente Alberto Rodríguez Saá se colocara como tercera fuerza del distrito superando a estructuras con fuerte asiento en La Matanza como el Frente Amplio Progresista o la Coalición Cívica, que hasta tienen representantes en el Concejo Deliberante local.
Hace poco más de dos años, el dirigente justicialista empezó su campaña en territorio matancero. El trajín incluyó reuniones barriales en todas las localidades, que le proveyeron de referentes zonales de neto corte vecinal. No hubo pegatina de afiches ni folletería a todo color; apenas volantes en blanco y negro y algunas pintadas que nunca lograron equilibrar las fuerzas con los demás competidores. Es más, su acto de cierre de campaña junto a Adolfo Rodríguez Saá desalentó las expectativas que habían crecido con un evento que movilizó a miles el año último.
Cómo ganarle sin poder económico ni la clásica estructura peronista a candidatos como Fernando Asencio (con Juan Carlos Piriz como padrino), Julio Rubén Ledesma, el concejal Ariel Martínez, o el siempre bien vendido Abraham “Toto” Delgado. Cómo derribar la ostentosa campaña de Ricardo Bruzzese, o las ya instaladas fuerzas de oposición.
Cuando apenas se habían cerrado los comicios de ayer, Oscar Pettinato hablaba de una “elección digna” y no se animaba a dar ningún pronóstico, ni si quiera de su propia interna, que disputó contra José Agosta.
Ya entrada la madrugada de hoy, con los votos contados de a uno, la foto era otra: el precandidato a intendente del binomio puntano superaba en caudal de votos a todos aquellos dirigentes que suelen decir presente en cada elección, en cada negociación.
Escrutado el 87,5 por ciento de las mesas, el candidato de Francisco De Narváez arañaba los 20 mil votos. Por el lado duhaldista, Julio Rubén Ledesma alcanzaba 15.158 y Ariel Martínez no llegaba a los 10 mil votos. En tanto que el precandidato a intendente conducido por Toto Delgado, el comerciante Roque Marando, obtenía 7.934 votos. El ex intendente Héctor Cozzi 5.673, y la precandidata Valeria Mottard -apoyada por Gerónimo “Momo” Venegas-, 5.292 sufragios.
A esa altura, Oscar Pettinato tenía 23.181 votos, más que cualquiera de los precandidatos peronistas que se presentaban por otros sectores. Esto sumado a que Jorge Ceballos, con una concejal en el recinto y de fuerte estructura provincial, alcanzaba 21.669 sufragios a favor y el Frente de Izquierda 14.447 votos.
El dirigente de Comunidad Organizada era superado apenas por 601 votos por el empresario kirchnerista Ricardo Bruzzese y, claro, por el intendente de La Matanza que no dejó un solo rincón del distrito sin olor K.
Cabe recordar que la última elección realizada por los Rodríguez Saá en este territorio fue paupérrima. Apenas arrastraron 1.900 votos de la mano del empresario inmobiliario Ricardo Maidana.
Así las cosas, Pettinato logró representar a la segunda fuerza del peronismo matancero y, de acuerdo a la tendencia, de bajar su nivel no pasaría del tercer escalón. Una campaña atada con alambre pero de indiscutida efectividad. Una sorpresa que ningún politólogo matancero se hubiera animado a pronosticar.

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